La Voz de Galicia.
Natalia Bore
El gancho de los precios atractivos no se corresponde con la cuenta final y la legislación no protege al consumidor
¿Quién no recuerda los vuelos ofertados a un euro o, sin llegar a ese extremo, a precios increíblemente bajos? La sorpresa para el potencial viajero se produce cuando, tras picar en la oferta, se dispone a completar el pago con su tarjeta de crédito. Es así donde agencias on-line y también aerolíneas low cost dejan de hacer honor a su nombre y encarecen la compra por conceptos diversos, como la emisión de billete electrónico o gastos de gestión.
De poco sirve que la legislación se endurezca para evitar estas prácticas. Se siguen produciendo. Así, por ejemplo, las aerolíneas convencionales ya han mostrado su malestar por esta situación, pues un billete para volar de A Coruña a Madrid ida y vuelta y que se ofrece en agencias on-line a un precio inicial de 336,77 euros (en Lastminute.com) o seis euros inferior en Atrapalo.com, se encarece hasta los 345,27 y los 348,77 euros respectivamente cuando el comprador se dispone a pagarlo. Los gastos de emisión en el primer caso añaden 8,50 euros al precio de la pantalla inicial, mientras que en el segundo son 18 euros más en concepto de billete electrónico.
Lo llamativo ya no es solo que se encarezca el vuelo sino que incluso este resulta algo más económico -concretamente por 336,77 euros- comprándolo directamente en la aerolínea que lo opera (Spanair en el caso de la simulación). Además, en las páginas de las compañías aéreas no se modifica el precio del billete, que es el mismo a lo largo de todo el procedimiento de compra.
Con las vacaciones de Semana Santa ya en marcha para muchos, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), advierte también de que las compañías low cost, que han democratizado el uso del avión, sin embargo «cobran hasta por respirar», lo que llega a encarecer mucho el precio inicial.
Por eso la OCU, que presentará
Imagen de la empresa Vueling en Peinador
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