Al igual que los griegos con el transporte
marítimo, los irlandeses tienen una presencia en el negocio de las aerolíneas
que supera con creces el tamaño de su país.
No
sólo están Willie Walsh, director ejecutivo de International Airlines Group,
Michael O'Leary, director de Ryanair, y el presidente de la aerolínea
australiana Qantas, Alan Joyce.
Y hay más irlandeses que ocupan –u ocuparon recientemente-
cargos directivos en compañías aéreas de Brunei, Singapur y México y en otras
empresas de aviación internacional.
En
un discurso de 2009, Joyce reconoció el lugar notable que los irlandeses ocupan
en el negocio.
''Tiene que haber algo en el agua, o en la Guinness (la famosa cerveza
negra irlandesa)'', bromeó Joyce,''porque no hay duda de que hay una conexión
muy especial entre los irlandeses y la aviación''.
Y agregó: "El negocio de la aviación mundial está lleno
-pero no demasiado- de ejecutivos de aviación irlandeses como Willie Walsh,
Dermot Mannion (vicepresidente de Royal Brunei Airlines), Michael O'Leary y
Conor McCarthy''.
Semilla
Pero ¿cómo es que hay tantos irlandeses ocupando puestos de liderazgo
en la aviación?
La semilla se sembró hace 75 años, dice Conor McCarthy,
cofundador de AirAsia y quien ayudó a poner en marcha la aerolínea mexicana
VivaAerobus.
Ahora dirige Dublin Aerospace, empresa que revisa aviones y
trenes de aterrizaje de aerolíneas de todo el mundo.
"Cuando el transporte aéreo se inició formalmente, en la
década de 1930, el gobierno irlandés, aunque era pobre, tuvo la suficiente
visión de futuro de poner en marcha una línea aérea nacional", le dice a la BBC.
"Así que cuando empresas de la talla de British Airways –en
ese entonces, BOAC- y Air France comenzaron a operar, los irlandeses ya estaban
en ello. No fue como lo que ocurrió con la era industrial, que nos sorprendió
siendo un país agrícola. Estuvimos allí desde el principio. Al ser una isla,
reconocimos muy pronto la necesidad de viajes aéreos", agrega.
Los
sucesivos gobiernos del partido Fianna Fáil en la década de 1930 consideraron a
la industria de la aviación como algo muy positivo, como una manera de romper
la dependencia de Irlanda con el Reino Unido, señala el analista de aviación
Antoin Daltun.
"Se le veía como a una provincia remota del Reino Unido, en
lugar de un Estado o una isla en sí misma.
"Y con la diáspora irlandesa en Estados Unidos, era
increíble cómo, en la década de 1930, el gobierno irlandés era tan entusiasta
respecto a las operaciones transatlánticas (que finalmente se iniciaron en la
década de 1950) en una época en la que a las personas que cruzaban el Atlántico
no le daban seguro de vida porque quizás no lograban llegar a la otra
orilla", cuenta.
Los irlandeses, dice Daltun, se concentraron en el negocio de la
aviación civil, mientras que otras naciones le daban más importancia a las
fuerzas aéreas militares que a las líneas aéreas.
"La idea era que Aer Lingus (aerolínea privada irlandesa,
anteriormente la aerolínea de bandera de la
República de
Irlanda) pudiera ser un motor técnico de la economía y que fuese
autosuficiente: sería una mini British Airways".
Esta estrategia creó puestos de trabajo y tuvo una primera ola
de éxito que vio a varios irlandeses partir al extranjero en la década de 1970:
a Zambia, a ALM (la aerolínea de las Antillas Holandesas) y a East Africa
Airawys en África oriental, explica el analista.
Cuna de competencia
Aer Lingus se convirtió en un campo de entrenamiento para mucha
gente que llegó a puestos de responsabilidad en todo el mundo, señala McCarthy,
quien fue él mismo un aprendiz en esa empresa a los 16 años
Joyce comenzó su carrera allí y Willie Walsh fue un piloto de
prácticas en Aer Lingus a los 17 años. Era una empresa que le ofrecía a los
empleados muchas oportunidades para moverse y ampliar sus habilidades, recuerda.
"Todos
tuvimos oportunidades fantásticas y era un gran comienzo para cualquiera".
Tony Ryan es otro graduado de Aer Lingus quien llegó a crear la
aerolínea de bajo costo Ryanair. Su ascenso hizo de Irlanda una cuna de la
competencia, cree McCarthy, y Aer Lingus tuvo que competir con Ryanair mucho
antes que otras compañías aéreas europeas, lo cual perfeccionó las habilidades
de gestión y reducción de costos de gerentes como Willie Walsh.
Siobhan Creaton, periodista del Irish Times y autora de
"Ryanair: Cómo una pequeña aerolínea irlandesa conquistó Europa",
dice que el dominio de Irlanda también se puede remontar a otra creación de
Tony Ryan, Guinness Peat Aviation, una empresa de venta y arrendamiento de
aviones fundada en 1975 que llegó a valer US$4.000 millones.
"Guinness Peat Aviation Industry creció hasta convertirse
en la segunda compañía de arrendamiento de aviones más grande del mundo y trajo
consigo mucho talento. Eso provocó un gran interés en la aviación. Para
cualquiera que estuviera en la universidad en la década de 1970, era la
industria más sexy ya que era una industria vibrante".
Todavía hay mucho talento y experiencia en Irlanda, dice
Creaton, y ésta sigue siendo una parte fundamental de la economía irlandesa, a
pesar de los problemas económicos.
También hay una razón más general de por qué los irlandeses son
buenos frente a las líneas aéreas, dice el señor McCarthy: es porque las usan
muy a menudo.
El país tiene una larga historia de emigración y gran parte de
la diáspora se estableció en el extranjero, lo que la convierte en una de las
naciones con mayor frecuencia de vuelos del mundo.
Sin embargo, los irlandeses no se salen con la suya en todo. En
2009, Aer Lingus nombró un nuevo presidente ejecutivo, Christoph Mueller, que
es alemán.
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