Ayer por la tarde a las 18:45 debía salir el vuelo de
Spanair JK0444 desde Madrid a Barcelona. Yo me encontraba en las últimas filas
del avión, todo el mundo ya estaba sentado en sus asientos dispuestos a
volar, cuando por la parte trasera del avión se empiezan a escuchar unos gritos desgarradores. No sabia que estaba
pasando, la puerta trasera del avión estaba abierta y parecía que una escalera
estaba puesta, pensé alguien la está liando allí abajo, pero ¿Quién? Alguien descontento
por supuesto, pero, ¿Quién? Los gritos eran tan desgarradores que podía sentir
el miedo en el cuerpo de los pasajeros, es como si alguien totalmente exaltado
fuera a subir al avión, un loco? Un terrorista? ¡No! Pensaba, esto no puede
estar ocurriéndome a mi. Cuando uno esta dentro de un avión puede tener miedos
de muchos tipos relacionados con la seguridad aérea pero no se me hubiera ocurrido
que podría tener miedo por lo que pudieran hacer otras personas, con la
cantidad de controles de seguridad, no es posible que una persona esté en la
pista intentando subir al avión.
Intente contactar la mirada con la de una azafata que al ver mi asombro me comentó de forma muy serena que lo sentía pero que ellos no podían hacer nada que se trataba de dos deportados que tenían que viajar escoltados por la policía hasta Barcelona para desde allí coger otro vuelo. Entonces fue cuando vi que estaban subiendo en volandas a uno que estaba como una cabra salvaje y que los policías lo estaban pasando mal para controlarlo. Finalmente lo dejaron estirado en los asientos traseros y los policías estaban prácticamente encima de él. Las azafatas de Spanair dándose cuenta de la angustia de los pasajeros de las últimas filas nos acompañaron hasta las primeras filas a fin que pudiéramos estar más tranquilos.
Intente contactar la mirada con la de una azafata que al ver mi asombro me comentó de forma muy serena que lo sentía pero que ellos no podían hacer nada que se trataba de dos deportados que tenían que viajar escoltados por la policía hasta Barcelona para desde allí coger otro vuelo. Entonces fue cuando vi que estaban subiendo en volandas a uno que estaba como una cabra salvaje y que los policías lo estaban pasando mal para controlarlo. Finalmente lo dejaron estirado en los asientos traseros y los policías estaban prácticamente encima de él. Las azafatas de Spanair dándose cuenta de la angustia de los pasajeros de las últimas filas nos acompañaron hasta las primeras filas a fin que pudiéramos estar más tranquilos.
Finalmente el comandante del avión no admitió a los
deportados y los bajaron. Buf, menos mal!! Lo curioso es que al llegar a
Barcelona estaban unos policías nacionales esperando a los deportados. ¿De
Madrid no llamaron?
En definitiva una experiencia inesperada y desagradable,
luego me entere que las compañías aéreas no pueden hacer nada, tienen que
admitirlos, pero claro no en estas condiciones.
Un agradecimiento sentido a todos los trabajadores de
Spanair que estaban en ese vuelo JK 0444, por su profesionalidad y su tacto,
muchas gracias de verdad, con su actitud hicieron mas llevadero todo lo
ocurrido.
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