El 2011 ha sido el año del aeropuerto de Barcelona. Fundamentalmente porque ha confirmado la recuperación de viajeros iniciada en noviembre del 2009, que siguió a una brusca caída de la actividad, y fijará un nuevo techo, por encima del registro máximo hasta ahora –el del 2007– que rozó los 33 millones. Esta cifra se superó el jueves 15, con lo que, si se mantiene esta tendencia al alza, el resultado final de este ejercicio podría rondar los 34 millones de pasajeros. Será la primera vez que el aeropuerto bata su récord anual de pasajeros con la T1 en funcionamiento, ya que el anterior lo logró sólo con la T2.
Más allá del valor numérico de esta remontada, si se tiene en cuenta la complicada situación económica general, el éxito de El Prat se convierte en una oportunidad para creación de riqueza. La actividad aeroportuaria genera negocio y empleo mucho más allá de sus límites. Comenzando por Barcelona y su área metropolitana, siguiendo por Catalunya y, en otra escala, por toda su área de influencia, que se extiende a medida que hay más vuelos internacionales. Según un estudio dirigido por José García Montalvo, profesor del departamento de Economía y Empresa de la Universitat Pompeu Fabra, esta infraestructura genera el 3,3% del PIB de Catalunya y un volumen de producción de más de 10.000 millones de euros al año, una repercusión que no puede obviarse en momentos como los actuales, de pocas alegrías económicas. El aeropuerto es una auténtica ciudad con 20.000 puestos de trabajo en 300 empresas. Y genera otros 70.000 empleos indirectos y 30.000 inducidos.
Estos buenos resultados se producen sin que se sepa a ciencia cierta qué pasará con el proceso de privatización de El Prat, que sigue retrasado. Sea como fuere, el aeropuerto le debe mucho a Ryanair, que comenzó a operar en este aeropuerto en septiembre del 2010, y le ha dado un fuerte empujón. Justo lo contrario que en Girona y Reus, que han caído en picado por su marcha. Sólo dos meses después de la llegada a Barcelona, esta low cost se situó como la tercera compañía y desplazó a EasyJet. La primera es Vueling y la segunda Spanair. Más o menos la mitad del crecimiento del número de pasajeros –que Aena espera que sea de un 17% en el conjunto del año– se debe a Ryanair. El resto se lo reparten otras aerolíneas, especialmente las que han abierto o potenciado conexiones de larga distancia, como Delta, Continental, Qatar, Singapore... En este segmento destaca que Estados Unidos y Rusia se hayan colocado en el top ten de vuelos internacionales. El primer país ha crecido un 27% y el segundo, un 52%.
"Si descontamos el efecto de Ryanair, seguimos creciendo en un 8,2%, que está por encima de la media de los aeropuertos europeos", destaca el director de El Prat, Fernando Echegaray. Sin ir más lejos, Madrid Barajas, de enero a noviembre, perdió un 0,5%. La clave de Barcelona, prosigue, "está en tener 102 compañías con 150 destinos distintos y en ofrecer una infraestructura adaptada a las necesidades de todo tipo de tráficos". Y esta oferta va, desde facilitar que los aviones puedan rotar o repararse en caso de avería –en el hangar de Iberia–, hasta tener servicios exclusivos para viajeros vips –también hay una terminal de aviación ejecutiva–, pasando por disponer de una extensa área comercial en las terminales para todo tipo de bolsillos.
Además de la actividad directamente relacionada con los viajes, El Prat se usa cada vez para actos de empresas, habitualmente en el marco de otras citas celebradas en la ciudad. En lo que va de año han tenido lugar 450 actos de este tipo, muchos de ellos de bienvenida a congresos y salones, de los sectores farmacéutico, alimentario, de la automoción o de la cosmética, entre otros.
Otro indicador de esta actividad extra es el de las salas vips. Este servicio ha cambiado de modelo. Antes sólo lo usaban los viajeros top. Ahora está abierto a cualquier pasajero que disponga del correspondiente abono, que está a la venta. Este sistema ha hecho que el pase vip se haya convertido incluso en un presente navideño. Muchas empresas lo regalan a sus empleados para que puedan acceder a las salas cuando lo deseen. En lo que va de año, medio millón de personas han utilizado estas instalaciones. Para clientes más exigentes, hay prestaciones exclusivas. Por ejemplo, las air rooms, diez habitaciones que permiten descansar y trabajar y que este 2011 han usado más de cinco mil personas. Quienes lo deseen también pueden utilizar el gimnasio y el spa. Y para los más selectos se ha creado otro servicio, conocido como meet and assist, indicado para personas que buscan privacidad y que ofrece acompañamiento personalizado durante toda la estancia en el aeropuerto, siguiendo un circuito separado del resto de los pasajeros. Ya lo han usado dos mil personas este año, y eso que aún está en fase de pruebas.
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