martes, 27 de diciembre de 2011

La apuesta por el aeropuerto se consolida


EL récord en el número de pasajeros que ha registrado este año el aeropuerto de El Prat, pese a la grave crisis económica que sufre el país, avala el gran acierto de la apuesta aeroportuaria que Barcelona hizo en su día y demuestra que las cosas se están haciendo bien. Los más de 33 millones de personas que han aterrizado o despegado desde las pistas barcelonesas son un gran regalo de Navidad para la ciudad y su amplia zona de influencia.

El aumento de pasajeros del aeropuerto de Barcelona ha sido del 17% en el 2011 con respecto al año anterior. Hay que hacer notar que la mitad de este importante crecimiento se debe exclusivamente a la actividad de Ryanair, que ha hecho de la terminal T2B –la terminal B del antiguo aeropuerto– su gran base de operaciones del sur de Europa, algo que ha perjudicado a los aeropuertos de Girona y de Reus-Tarragona. Pero la explotación de dicha terminal se ha revelado como una gran operación, tanto para dicha compañía de bajo coste como para el propio aeropuerto, que puede aprovechar una infraestructura aún moderna y útil.

Al margen de Ryanair, el aeropuerto de Barcelona ha crecido un 8,2%, una cifra igualmente notable si se tiene en cuenta que Madrid-Barajas ha crecido tan sólo el 0,5%. Ello se debe a la eficaz estrategia de diversificación que se ha desarrollado y que permite que actualmente estén operando desde el aeropuerto un total de 102 compañías aéreas con 150 destinos diferentes. Esto es posible, entre otras cosas, gracias a que el diseño de la nueva gran terminal (T1) permite ofrecer la infraestructura necesaria para todo tipo de tránsitos, así como para la reparación de aviones en caso necesario.


El éxito logrado obliga a mantener la guardia alta para garantizar la excelencia de la gestión –a través del proceso de privatización anunciado– y para completar los proyectos pendientes, que se han retrasado por la crisis. Este es el caso de la ciudad aeroportuaria, que está a punto de empezar a comercializarse, y de las conexiones con el metro (L9) y con las redes ferroviarias de cercanías y de alta velocidad, Estas últimas han quedado muy lejanas en el tiempo, pero no por ello han dejado de ser necesarias e importantes.

Apostar por el aeropuerto de Barcelona es hacerlo por el progreso, la riqueza y el empleo de Catalunya, tanto por ser una plataforma estratégica para el transporte internacional de personas y mercancías, como por la generación de riqueza que aporta su propia actividad, cifrada en más del 3,3% del PIB catalán, con 20.000 puestos de trabajo directos y cerca de cien mil indirectos. Conviene no olvidarlo

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