La Vanguardia
José Antich
UNO de los errores que han cometido las administraciones es que además de gastar más de la cuenta no han priorizado. Han intentado contentar a todos. Como si el dinero fuera inagotable y pensaran que el boom del ladrillo iba a durar siempre en España. Así hemos hecho aeropuertos en todas las capitales de provincia, más kilómetros de AVE que en ningún otro país, obras descomunales en el terreno cultural como si pudiera haber un Liceu o un Teatro Real en cualquier rincón de la geografía española y polideportivos municipales en poblaciones de cien habitantes. Si la política era priorizar, no pasaba nada: se hacía todo. En las hemerotecas está la cara de sorpresa que puso el secretario de Transportes de Estados Unidos, Ray Lahood, al conocer el futuro mapa de la alta velocidad en España y su respuesta: ustedes son ricos, nosotros no nos lo podemos permitir. El tiempo ha demostrado que no lo éramos y que tan sólo lo simulábamos. Uno de los ejemplos clamorosos de la tozudez política por mantener vivos todos los proyectos de infraestructuras está en la lentitud con que se ha apostado por el corredor mediterráneo, que tendría que ser la auténtica joya de la economía española. Conectar Algeciras –Andalucía, Murcia, Valencia y Catalunya– con Francia y de ahí con Alemania y el norte y el este de Europa sólo se puede hacer por el corredor mediterráneo, y es un terrible error que se apueste por este y por el corredor central, engañándose y creyendo que los dos serán posibles. El Gobierno tendrá que elegir, y en una España con presidentes de comunidades autónomas del PP en uno y otro proyecto, Mariano Rajoy tendrá que decir muy pronto qué carta va a jugar.
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