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CARLOS CASTAÑOSA, EXCOMANDANTE DE IBERIA Lo políticamente correcto no debe ser guante de seda para suavizar una realidad que exige ser presentada a la opinión pública, de una maldita vez, con la veracidad que merece.
Un aplauso despectivo y todo el sarcasmo del mundo para estos individuos que, con premeditación, nocturnidad y alevosía han finiquitado una empresa, una más, para destrozar de un plumazo a cuatro mil personas y sus familias. Y lo han ejecutado sibilina y repentinamente a escondidas, en beneficio propio para que no se les escape un euro de sus cláusulas de rescisión o contratos blindados. Y todo, habiendo sido precisamente ellos, con su mediocridad e ineptitud, los máximos responsables del fracaso que ahora pagan los de siempre, los que lucharon, trabajaron, sufrieron y hasta algunos murieron, por intentar salvar la empresa; lo que se habría logrado con esfuerzo pero en buenas manos; no entregados a la indecencia e inmoralidad de unos gestores prostituidos, ineficaces y perversos.
No es el primer caso. ¿Recordamos, hace dos años, a Air Comet y un horrible empresario, presidente de todos los empresarios, que hizo lo mismo con la complicidad de los responsables políticos y la pasividad de los organismos oficiales afectos a Aviación Civil?
En ambas circunstancias les importó un bledo, a todos, la frustración de los pasajeros afectados, así como los daños y perjuicios inferidos sin previo aviso, con la mala fe de seguir vendiendo billetes después de la decisión ya tomada.
Lo más denigrante y escandaloso es que tanto aquél como éstos, alegaran como justificación ¡la seguridad aérea! El nefasto operador aéreo de triste recuerdo, señor Díaz Ferrán, en pleno conflicto laboral con sus trabajadores de Air Comet, declaró entonces, públicamente en los medios de comunicación, que él "no volaría jamás en su compañía por falta de seguridad..." Siendo, por Ley, el máximo responsable de la "seguridad" en la operación aérea de la empresa en la que figuraba como presidente, ¿no tendría que haber actuado de oficio el Fiscal General del Estado ante semejante atrocidad?
Más flagrante parece lo de ahora. ¿Cómo puede aceptarse la explicación, dada por la tarde, de que se suspendían de repente todas las operaciones de Spanair a tal hora de la madrugada porque las tripulaciones estarían nerviosas por la situación y podría haber un acccidente? ¿Significa esto que en los últimos vuelos de la tarde noche, se jugaron la vida tripulantes y pasajeros? ¿Es acaso un reconocimiento de que desde hace cuatro años se ha tenido a todas estas personas, trabajadores de Spanair, sometidas a una presión laboral brutal e inhumana, que atentaba contra la seguridad aérea, con riesgo inminente de que ocurriera un accidente?
¡Ya está bien! La aviación española ha entrado en barrena:
- AENA está quebrada, con una deuda reconocida de (ojo a la salvajada) 14.000 millones de euros.
- AESA, la Agencia Española de Seguridad Aérea, ni se entera ni se le espera para que se entere.
- La Generalitat, utilizando a Spanair para justificar una faraónica T-1 con la que competir con Barajas. Ahora se lava las manos...
- Aeropuertos provinciales, costosísimos alardes de lujo inservible, sin más actividad que el deambular de empleados desocupados, incluidos los respectivos directores.
- Autonomías regidas por políticos locales ignorantes y corruptos, tragando con "bonificaciones" a compañías extranjeras que, consolidan un mercado cutre de "low cost", caro carísimo, y luego chantajean con el "...o me pagas más, o me voy..."; y estos políticos imbéciles consienten que O´Leary, el operador más grotesco, y posiblemente el más dañino, en la historia de la aviación, se haya encaramado en el podio del mercado aéreo nacional.
Spanair, Iberia, Air Europa, Air Nostrum, ¿Vueling?... El sepelio está en marcha.
Con el actual ministerio de Fomento (y el anterior), con AENA (putrefacta), Aviación Civil con su apéndice AESA, inoperante, que le suena a chino todo lo relativo a seguridad. Y, para colmo, si la histórica y contumaz enemiga de todo lo que vuela, la ínclita y conocida doña Carmen Librero, es nombrada secretaria general de Transportes: ¡adiós!, apaga las luces y vámonos a algún país emergente. Pobre España... ¡Qué pobre!
Y a los exdirectivos de Spanair, que se lo llevan crudo, abundante y se van de rositas, les aplaudo como haría con el árbitro que me mostrara tarjeta roja por el énfasis de mi protesta... ¡Me importa un carajo!
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