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IAG, la sociedad resultante de la fusión entre Iberia y British Airways, gana pasajeros. Desde su puesta en marcha, hace nueve meses, ha transportado 39,36 millones de pasajeros, un 2,7% más que el tráfico conjunto de ambas aerolíneas en el ejercicio anterior. Avanzan, sí, pero analizadas por separado se observa que no lo hacen al mismo ritmo. Mientras que British mejoró la demanda —medida en pasajeros por kilómetros transportados— en un 11,2%, Iberia apenas creció un 1,1% (hasta los 39.100 millones desde los 38.657 millones anteriores), según las estadísticas remitidas por el grupo a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Las dos compañías, en un acuerdo suscrito en 2009, se comprometieron a que ninguna de ellas se quedaría rezagada en las oportunidades de negocio, que iban a «distribuirse entre las dos redes». Sin embargo, el volumen de la oferta —calibrado mediante el número de asientos por kilómetros ofertados— también difiere de forma significativa: Iberia logró un incremento del 2,6% desde el mes de enero. British, por su parte, consiguió una subida del 10,1%. El menor crecimiento de Iberia coincide con el descenso de su número de pasajeros en España. En lo que llevamos de año, la compañía presidida por Antonio Vázquez perdió un 15%, en beneficio de la británica, que contó con un 23% más de viajeros, según los datos publicados por AENA el mes pasado.
Europa, en barrena
Conjuntamente, la demanda del grupo creció un 7,9%, pese al batacazo de la cifra de pasajeros en Europa, que cayó un 12%, un porcentaje diametralmente opuesto al registrado en Norteamérica, Iberoamérica y Asia, donde esta variable se incrementó un 12%, un 12,7% y un 11,8%, respectivamente. La oferta evolucionó casi en la misma proporción que la demanda: un 7,7%.
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